La escritura es una de las tecnologías más revolucionarias creadas por la humanidad. Su importancia radica en dos aspectos fundamentales: permitió la comunicación a distancia y la preservación del conocimiento para futuras generaciones. Gracias a la escritura, los mensajes pueden trascender en el tiempo, permitiendo que lleguen a múltiples receptores en diferentes momentos y lugares.
Para ello, puedes responder preguntas como:
¿Qué necesito comunicar?
¿A quién debo comunicar?
¿Qué ideas son más importantes?
Tu texto es una ruta que debes guiar al lector. Por ello, pregúntate:
¿Cómo estará organizado mi texto?
¿Qué ideas son más importantes?
No sigas el patrón de la conversación, sino el de la redacción. Utiliza palabras precisas y concisas.
Crea párrafos de mínimo 3 oraciones.
Descansa tu cerebro y revisa tu texto para detectar errores de contenido y de forma.
Te será más fácil identificar si debes modificar o ajustar tu texto.
Utilizar puntos y comas facilita la comprensión de lector y ayuda a organizar tus ideas.
La lectura amplía tu vocabulario y te expone a diferentes estilos de escritura. Lee libros, artículos, blogs y cualquier cosa que encuentres interesante. Observa cómo los autores estructuran sus oraciones y cómo utilizan las palabras.
La claridad es clave. Evita las frases largas y enredadas. En lugar de decir “En mi opinión personal”, simplemente di “En mi opinión”. Elimina las redundancias y sé directo.
No subestimes la importancia de la revisión. Lee tu texto en voz alta para detectar errores gramaticales o incoherencias. También puedes pedirle a alguien más que lo revise por ti.
No repitas las mismas palabras constantemente. Usa sinónimos para enriquecer tu redacción. Un buen diccionario de sinónimos puede ser tu mejor amigo.
Movimiento o actitud del cuerpo o de alguna parte suya con que se manifiesta disposición, intención o sentimiento.
Sinónimos: gesto, mueca, seña.
Antónimos: sobriedad, moderación, mesura.
Ejemplo de uso: El marinero hizo un ademán de saludo al divisar el barco en el horizonte.