Llegó la primavera y ritos y costumbres de antaño afloran nuevamente. Si bien es cierto para niños y jóvenes constituyen tan solo sucesos curiosos, para los adultos son verdaderas experiencias de vida y la expresión todo tiempo pasado fue mejor cobra, más que nunca, su real valor.
Un conjunto de sintagmas fijos conservados, en forma oral o escrita, poseen la magia de transportarnos a épocas pretéritas y nos permiten rememorar el mundo de nuestros ancestros y la picardía de nuestro pueblo.
De una situación cotidiana, en que el tradicional volantín chupete o cambucha se separó del hilo que lo sostenía, surgió el sintagma irse a las pailas, es decir, precipitarse estrepitosamente desde lo alto al suelo; por ello, al hallarse en un estado de ruina, frustración o muerte, alguien o algo se va a las pailas, o se va cortado, o suena como arpa vieja o se queda tamborileando en un cacho. Ese niño, que perdió su cometa, seguramente salió cascando en busca de ella y la madre lo amenazó con sacarle la mugre, la ñoña o la contumelia.
Si las celebraciones sobrepasaron los límites y se llegó a casa curado como tenca, esto es, produciendo gran alboroto, como lo hace esta típica ave chilena al cantar e imitar a otros pájaros, se vería, sin duda, metido en un tete y, tal vez, enfermo del chape, querría seguir poniéndole, vivir en jauja, tomando todo para la chunga.
Del ámbito de las carreras a la chilena, aparecieron darle a alguien cancha, tiro y lado, es decir, mostrar supremacía frente al contrincante, habiéndole otorgado ventajas, o estar alguien que corta las huinchas, o sea, hallarse impaciente, ganoso o excitado antes de llevar a cabo una acción.
De la política nació darse alguien vuelta la chaqueta, que se remonta a los tiempos de la guerra civil y a la falta de apoyo militar que tuvo el Presidente Balmaceda, y que, ahora, alude a quienes piensan de una forma y actúan de otra.
Desde lo castrense emergió andar más perdido que el teniente Bello , referido a la persona que se encuentra totalmente desorientada y sin esperanzas de encontrar el camino verdadero, recordándonos a Alejandro Bello quien, mientras rendía su examen como piloto, desapareció, junto a su nave, sin dejar rastro;y ser como el capitán Araya, vale decir, entusiasmarse vivamente con un proyecto, reculando después de manera lamentable, sintagma que apunta a un capitán, de apellido Arana, quien, durante la Guerra de la Independencia, tuvo la misión de reclutar hombres que viajarían a América y, mientras ellos emprendían el viaje, él permanecía, literalmente, en la playa.
La cantidad de enunciados que evidencian una actitud expresiva o apelativa de parte del hablante y que comunican matices de ponderación, imágenes cómicas o distorsión de lo habitual es casi interminable, porque interminable es también la gracia del roto o ‘guaso’ chileno.
Solo me resta invitarlos a celebrar , a coger sus vasos de vino tinto y exclamar a voz en pecho: Viva Chile, Mi … Hermosa Patria.
Juana Muñoz Sarmiento
Profesora Civil
(Columna de opinión publicada anteriormente en El Mercurio de Valparaíso)