Del refrán y otros sintagmas

Sin duda, cualquier ocasión es propicia para indagar acerca de aquellas expresiones lingüísticas en que se muestran, de manera clara, las actitudes emotivas del pueblo, ya sean de afecto, de desahogo de la interioridad o de instrumento de acción. Entre los innumerables dichos, el refrán, al que Casares lo dene como “frase completa y autónoma, que, en sentido directo o alegórico, expresa un pensamiento al que se le atribuye el valor de una verdad absoluta y en el que se plantean uno o varios juicios generalmente con valor sentencioso” ocupa un lugar importantísimo.

Una de las características esenciales del refrán es que está formado de dos partes y, en múltiples ocasiones, basta enunciar una para que, de inmediato, aparezca en la mente del interlocutor la otra, como en a buey viejo… pasto tierno; a falta de pan… buenas son las tortas; hoy no se fía… mañana sí.

Estos sintagmas jos nos suenan tan propios, pero, a decir verdad, no lo son. La mayoría de ellos tienen su correlato en diversas lenguas y constituyen un verdadero patrimonio común que se ha gestado a partir de citas literarias de escritores y pensadores antiguos. Al escuchar el refrán donde hubo fuego, cenizas quedan, resulta imposible no traer a la memoria la gura de Dido, en la Eneida, cuando exclama: “Agnosco veteris vestigia ammae”, reconozco las huellas de un antiguo fuego; o, en la misma obra de Virgilio, al armarse: “Audaces fortuna iuvat”, la fortuna ayuda a los audaces, que equivale, claramente, al conocido dicho quien no se arriesga, no cruza el río. En algunos casos la similitud es tal que es factible traducirlo palabra por palabra “A barba stulti discit tonsor”, de la barba del tonto, aprende el barbero; “Homo proponit, sed Deus disponit”, el hombre propone, pero Dios dispone.

Resulta, pues, difícil innovar en materia de refranes, pero no en otro tipo de sintagmas jos, en que se evidencia, de inmediato, la gracia y creatividad del pueblo chileno, como por ejemplo en las locuciones: hacer huevo de pato, emborrachar la perdiz, hacer a alguien la pata, sobar el lomo; quedar como chaleco de mono, anotarse un poroto, estar al cateo de la lucha y tantas otras.

 

Columna de opinión publicada en el diario El Mercurio